¿Cómo se educa en las emociones?, veamos algunos ejemplos:
A través del juego. Se pueden estimular las emociones en las diferentes etapas educativas acoplando los juegos en función de la edad de los alumnos. El objetivo: estimular sus sentidos, su creatividad, y su imaginación.
El juego es divertido de por sí, y sirve para mejorar la inteligencia emocional:
- Conocer las emociones
- Identificarlas
- Manejarlas
- Expresarlas
- Sentirlas y,
- Soltarlas
Los niños y niñas tienen que comprender que todas las emociones se pueden sentir, y que no son permanentes, las emociones fluyen. No hay emociones buenas y emociones malas. Todas las emociones forman parte de la vida del ser humano, del niño, del adulto.
Actividades propuestas:
Coger globos de distintos colores, se inflan y se atan. Se rotula cada globo con la emoción que queramos trabajar. La idea es hacer un mar de globos por el suelo en función de cuántos niños haya. Con una música evocativa, los niños/as se mueven por el aula, y cuando para la música, el niño/a coge un globo, y se mueve al ritmo de esa emoción, y expresa esa emoción. Y cuando decimos “ya” se deja el globo, y se vuelven a mover por el aula (hasta el siguiente stop de música y coger el siguiente globo). Así varias veces hasta que finalice la canción. Cuando finaliza la canción, se sientan todos los niños/as en el suelo y se reflexiona sobre lo que ha pasado:
- Cómo se sintieron
- Qué emociones les costó más soltar, por qué?
Una segunda parte de la actividad, es introducir la palabra “para” en medio del juego, cuando suena la palabra “para”, cada niño/a se tiene que poner en frente de otro niño o niña. Y tiene que mostrarle la emoción, para que el compañero identifique la emoción. Aquí aparte de identificar la emoción de otra persona, desarrollamos la empatía. Y cuando finalice la música, se sientan para reflexionar sobre la actividad.
Me costó expresarme con mi compañero o no…
Me costó identificar la emoción, no me costó…
Me sentí cómodo o no…

Otra actividad, es el globo del estrés: para identificar cómo de cargados están en su día a día o qué cosas les molestan. El niño/a coge un globo vacio y empieza a soplar el globo, mientras menciona esas cosas que les han molestado (mi compañero me dijo esto, me pasó esto en el patio…) y empieza a soplar el globo, en función de cuantas cosas diga. Una vez que está hinchado el globo:
Deshincharlo. ¿Y qué estrategias usamos? Hablando de lo que le pasa, expresando esa emoción. Haciendo varias respiraciones profundas. Dando un paseo, buscando la calma (mente y cuerpo).
Cómo vemos el globo? Si seguimos hinchando el globo, ¿qué podría pasar? Quizás explota. Y qué podemos hacer?

Y para los más pequeños, de educación infantil. Se pueden introducir la inteligencia emocional a través de los cuentos e historias, y con teatrillos en clase. Juegos dónde captemos su atención y puedan participar.
Otra herramienta muy poderosa son las visualizaciones, ayuda a los niños/as a regular sus emociones y fomentar su creatividad.
- Preparamos un espacio tranquilo, sin distracciones. Los niños pueden sentarse en el suelo en círculo o recostarse en el suelo. Con una música relajante y luces suaves, para facilitar la calma y la atención.
- Explicarles la actividad (de lo que va a tratar la visualización) por ejemplo: vamos a usar nuestra imaginación para adentrarnos en un bosque mágico para aprender a sentirnos mejor y entender cómo nos sentimos.
- Otra opción es una visualización guiada con las diferentes emociones: los niños cierran los ojos, y les guiamos con una historia, haciéndoles imaginar un color, un sonido, un sabor… y al finalizar la visualización. Preguntarle: ¿qué colores veía? ¿qué le hacía sentir ese sonido? ¿qué le hacía sonreír, o estar en calma?
- Fomentar la expresión emocional después de la visualización: hablando sobre la experiencia: qué sintieron, qué imaginaron, qué les gustó más. Y/o utilizar dibujos: pídeles que dibujen lo que imaginaron (esto además les ayuda a expresar sus emociones de forma creativa).
En el caso de usar estas actividades con los niños/as más mayores que sepan leer y escribir, se puede usar la “escritura terapéutica”, para qué plasmen que sintieron cuando imaginaban esa situación.

Con todas estas actividades uno de los objetivos es que las realicen desde el disfrute, es decir, que disfruten haciéndolas. ¿Por qué es tan importante que haya “disfrute”?.
Cuando los niños (y también los adultos con alguna particularidad), realizan actividades físicas o mentales, desde el disfrute, se produce en el cerebro una sustancia la BDNF (Bran Derived Neutrophyc) –neurotrofinas-, son moléculas esenciales para el desarrollo de la plasticidad del sistema nervioso, fortalece las conexiones neuronales.
Lo que es clave para el APRENDIZAJE, la memoria y la adaptación a las nuevas experiencias
Favorece la formación de nuevas neuronas en una zona del cerebro crucial para la memoria y la regulación emocional.
Si el niño tiene niveles adecuados de BDNF, está relacionado con un mejor estado de ánimo, y una mejor regulación emocional.
¿Cómo podemos aplicarlo en la práctica con los niños?
Con actividad física: el ejercicio aeróbico, juegos corriendo en el patio del colegio, las actividades en la naturaleza, son los estimuladores más potentes.
Entrenamientos mentales: actividades desafiantes, por ejemplo: resolver problemas, aprender nuevas habilidades.
Lo más importante: es que todas ellas se hagan jugando, creando estados de ánimo positivos. Si el niño está disfrutando mientras realiza la actividad, de forma inconsciente, estarán aprendiendo a conocer, identificar, sentir, expresar, y soltar sus emociones. A regular, gestionar sus emociones. Crecerá teniendo inteligencia emocional.
Cuando los niños/as trabajan desde pequeños la inteligencia emocional (identificar, expresar, regular y soltar las emociones) de forma continúa durante su etapa educativa, tanto en casa como en el colegio. Conllevará un bienestar personal y social, desarrollándoles pensamientos y emociones en su vida, como el autoconocimiento, la autoregulación, habilidades sociales, la empatía, la compasión y autocompasión… que formarán parte de su aprendizaje y que tendrán de forma inherente en su etapa adulta.
Para resumir, es necesario educar en las emociones y trabajar la inteligencia emocional en los hogares y en las escuelas.
La capacidad de sentir, es la única parte de la inteligencia emocional que no es aprendida. No se enseña.
Conectar tú emoción
Ubicarla en el cuerpo
Ponerle un nombre
Validar la emoción
Hacer consciente la emoción
Gestionar la emoción
–> TODO ESTO ES APRENDIDO <–
“Sólo se puede aprender de alguien que me lo enseña”.
La gestión emocional se aprende. Un niño no aprende a regularse emocionalmente solo. El ser humano es un ser social que necesita del otro, que necesita de la comprensión y de la conexión del otro. Y por eso, los padres, madres, los profesores, los profesionales, los adultos en general, somos fundamentales para el aprendizaje de los niños.
Un abrazo enorme